Pequeños hoteles con encanto en DUBROVNIK

Ciudad con intensa historia, al sur de Croacia en la costa del mar Adriático, su casco antiguo amurallado, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es una joya. El paseo sobre la muralla resulta una delicia: con 16 torres y 25 metros de altura, provee hermosas panorámicas. Aunque la construcción tiene su origen en el siglo X, en el XVII el conjunto amurallado experimentó una restauración. Dubrovnik vivió su máximo esplendor entre los siglos XIII y XVII, y hoy es una acogedora y vibrante ciudad de dimensión intermedia.

La catedral, tres veces edificada sobre el mismo lugar, revela parte de su intrincada historia: el legado bizantino del siglo VII, el románico posterior y el barroco, de principios del siglo XVIII, que nos llega hasta hoy.

El Monasterio de San Francisco hace gala de uno de los claustros románicos mejor conservados de Dalmacia. Aloja un pequeño tesoro: una farmacia en funcionamiento desde el siglo XIV. La Fuente de Onofrio, con múltiples rostros enmascarados, señala el corazón de la ciudad antigua, cuyo eje central es la calle Stradun. El bello Palacio de Sponza, en la plaza de Luza, conserva la atmósfera de medievo.

Asciende en teleférico hasta el monte Srdj para contemplar la espectacular vista panorámica de la ciudad. El nombre de Dubrovnik significa robledal, por los frondosos bosques de la zona. Su puerto marítimo, junto al casco antiguo, rezuma vida. Hoteles en el centro histórico y el frente costero se contagian de su encanto.